10 May, 2017 |
Hoy ha habido intervención del Director General de Tráfico,Gregorio Serrano, en el Congreso ante la Comisión de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible.
Tomándose las siguientes decisiones, las cuales se desarrollarán mañana mismo en la reunión del GT44 (Grupo de Trabajo de la DGT con los ciclistas).
– Para el 2018 reforma integral de la «Ley de Tráfico y Seguridad Vial.»
– Para el 2018 reforma del reglamento General de Circulación y Reglamento General de Vehículos.
– Se inician los procesos para poner a trabajar a los «Grupos de Trabajo (GT) temáticos para estos objetivos, la bicicleta está en el GT44.
– Revisión profunda de la Estrategia de Seguridad Vial 2017-2020 y 2020-2030. Con 19 temas claves en uno de los cuales se introduce al ciclista.
– Un aspecto esencial para ayuntamientos: Ordenanza Tipo para Municipios enfocada a Peatones y Ciclistas, para los que no la tengan contemplada aún.
– Martes 16 de mayo: Se convoca un Comité de Seguridad Vial con Jefaturas de Tráfico para analizar los accidentes mortales de ciclistas, donde se tomarán medidas de control y vigilancia especial.
– Se anuncian medidas administrativas urgentes más duras para conductores ebrios o drogados que produzcan accidentes en especial ciclistas.
– Se inicia el Plan Estratégico Estatal de la Bicicleta con la Mesa Española de la Bicicleta y sus integrantes (ConBici, ACP, RFEC, IMBA, AMBE, CicloJuristas)
Sin lugar a dudas los últimos acontecimientos han desencadenado estas acciones, no podemos continuar por los derroteros que estaba llevando ciertas acciones de conductores de automóviles, por lo que se ha de tomar cartas en el asunto de una vez. Pero aún queda dos aspectos esenciales que no renunciamos:
- La modificación del código penal.
- El cambio del baremo de accidentes de las aseguradoras.
El malestar general del colectivo ciclista se hacía palpable y se plantean movilizaciones de carácter autonómico y nacionales, ante una ley, la actual, que no es justa con la víctima y parece que defiende más al autor de los actos que la que recibe sus acciones.
(Agradecimiento a Carlos Núñez, secretario de AMBE, miembro de la Mesa Española de la Bicicleta)
5 Ene, 2017 |
Un conocido y poco afortunado estadista dijo en una ocasión:
Si se quema el bosque, pues talamos los árboles.
El RACE (Real Automóvil Club de España) ha lanzado, a modo de globo sonda, su propuesta para disminuir la siniestralidad en carretera. Después de un año en el que los fallecidos por accidentes de tráfico han aumentado, el RACE tiene su propia teoría de hacia dónde trabajar. Su opinión, que a la postre es eso, una opinión, es que los ciclistas han engrosado esa estadística y que, para reducirla, se ha de actuar sobre este colectivo de usuarios. Entre las medidas que aporta, destaca: un carnet por puntos, un seguro de responsabilidad civil y una matrícula para la bicicleta.
Eso es más o menos lo que pretende la «afortunada» opinión de una asociación denominada RACE (Real Automóvil Club de España), cuyo nombre ya deja claro a quién representa aunque sus actividades abarcan otros nichos de mercado en aspectos de seguros a través de UNACSA, su empresa aseguradora. Ver la noticia completa.
Final de año, época de balance.
Analicemos esta noticia empezando por ver todo el contexto. Consideremos 3 cuestiones:
- Las estadísticas de siniestralidad en carreteras han aumentado por primera vez desde que se impuso el carnet por puntos.
- Se ha nombrado a un nuevo director de la Dirección General de Tráfico.
- Por último, y no por ello menos relevante, el RACE es una empresa de seguros, con intereses económicos.
El carnet por puntos lleva ya diez años de vigencia. Ha demostrado ser una herramienta muy válida que, junto a otras, ha contribuido a la reducción de la siniestralidad.
Una causa del aumento en la tasa de siniestralidad este pasado año, rompiendo la tónica descendente de una década, es que los nuevos conductores ya han «crecido» con el carnet por puntos. A diferencia del impacto que tuvo esta medida en su día en los conductores veteranos, para los nuevos conductores esta medida es lo normal y ya no causa tanto «efecto». Si sumamos a esto la «acomodación» del conductor veterano con el paso del tiempo a este carnet, tenemos como resultado una medida que pierde efectividad.
La mejora de la situación económica con respecto a estos últimos años también influye en perder el miedo a las sanciones. Si a eso le unimos un reglamento de circulación y, más aún, un Código Penal permisivo ante las infracciones de tráfico, tenemos ya el campo abonado para que aumenten las estadísticas de siniestralidad y, por tanto, salten las alarmas.
Aprovechando que ha saltado la alarma con el balance de final de año y que se ha nombrado un nuevo director general de tráfico, el RACE ha sabido aprovechar la coyuntura para enarbolar la bandera del bien común y alzarse como el salvavidas general con esta proposición de puntos para la mejora de la seguridad vial y la reducción de la siniestralidad.
Quienes llevamos tiempo en esto sabemos que esto no es nuevo. Ya hubo en su día un debate sobre la obligatoriedad del casco con la anterior directora de tráfico, María Seguí, la cual salió por la puerta de atrás de la DGT. En aquel tiempo era la Fundación de Seguridad Vial Mapfre la que enarboló esa bandera. En un congreso en Salamanca la propia directora de la DGT desmintió estar estudiando implantar las medidas propuestas. (ver desmentido de la DGT) .
Viendo de dónde parten este tipo de inciativas ( colectivos de automovilistas, empresas de seguros y/o de venta de automóviles) es evidente que hay intereses económicos detrás y que no les preocupa sólo «el bien común».
Pero ¿qué hay de malo en imponer un carnet, seguro y matrícula a las bicicletas?
No habría mayor problema si esas medidas realmente beneficiaran a unos usuarios que actualmente se ven desamparados por la administración, léase: código penal, reglamento de circulación, baremo de accidentes.
La realidad no es esa.
¿ Creen ustedes de verdad que con un seguro de accidentes obligatorio, matrícula y carnet ciclista se atropellarán a menos ciclistas? pregunto. Si es así, lo firmamos ya.
La realidad es que en los últimos años han fallecido unos 50 ciclistas al año de media.
Analicemos los datos del último año (ver documento DGT):
- Accidentes ciclistas: 7.186
- Fallecidos según tipo de vía.
- Interurbana: 48 (obligatorio casco desde enero 2004)
- Urbana: 10 (no obligación casco mayores 16 años)
- Hospitalizados: 652
- Accidentes:
- Urbanos 72%
- Interurbanos 18%
- Accidentados sin hospitalizado
- Urbana: 71%
- Interurbano: 19%
- Accidentes en España: 97.756
- Fallecidos: 1.689
- Porcentaje ciclistas fallecidos: 3,4%
- Accidentes de Peatones: 13.569
- Fallecidos: 367
- Vía urbana: 247
- Vía interurbana: 120
- Heridos: 1.999
- No hospitalizados: 12.156
En el 77% de los accidentes, está implicado un turismo
Fallecidos ciclistas 2006-2015 según vía. Fuente: DGT
Los costes directos e indirectos asociados con los accidentes de tráfico y el resultado de los mismos, fallecidos o heridos, se estiman en el año 2015 en unos 5.087 millones de euros. Si se exploran otros sistemas de información estos podrían ser de 9.251 millones, lo que supondría el 1% del Producto Interior Bruto de España para el año 2015.
Fallecidos desde 1960 al 2015. Máximo número fallecidos año 1989 (9.344). Año 2006 entrada carnet por puntos. Fuente DGT
- En el 20% de los accidentes con fallecidos el exceso de velocidad estuvo presente.
- Las denuncias de la DGT fueron 4.826.246, de las cuales el 68% son debidas a la velocidad.
- 43% de los conductores fallecidos presentaron alguna sustancia psicoactiva (alcohol o drogas).
- 45% de los conductores en vías interurbanas habían cometido alguna infracción y el 37% en vía urbana.
Estos son datos publicados por la propia DGT disponibles para cualquiera que tenga ganas de entretenerse un poco en ver las razones de la siniestralidad y no aprovechar la coyuntura para expresar su opinión, disfrazada de otra cosa.
Intentar hacer ver que la imposición de un carnet por puntos, seguro de responsabilidad civil y matrícula a la bicicleta, hará que disminuya la siniestralidad es ser, cuanto menos, muy miope. Arrojar esa carga de responsabilidad a un medio de transporte y movilidad que no alimenta el problema de la siniestralidad sino todo lo contrario es, cuanto menos, reprobable.
Visión objetiva, no miope
Incluso sin tener en cuenta el aspecto deportivo del uso de la bicicleta, ésta consigue precisamente lo que se necesita para reducir la siniestralidad: pacificar el tráfico y las ciudades. A mayor número de usuarios de la bicicleta, menor número de fallecidos peatones, ciudades más habitables y mejor calidad de vida.
¿Seguro de Responsabilidad Civil?
La bicicleta no necesita un seguro de RC porque no es generadora de problemas, de fallecidos y/u hospitalizados. La bicicleta no es problema por su alta velocidad o por el peligro que ocasiona al no observar las reglas del tráfico. Esos son problemas que genera el automóvil.
En caso de accidente ocasionado por un usuario de la bicicleta, el propio seguro de hogar del que disponemos la mayoría, cubre la RC de este tipo de siniestros. En caso de no contar con un seguro, nadie ha dicho que el generador del problema pueda irse sin responder por el daño, pues se actúa contra él de forma personal vía judicial.
¿Control de velocidad?
La velocidad es uno de los principales generadores de accidentes como muestran las estadísticas. Una bicicleta no podrá nunca ir a 100 km/h por una vía limitada a 80 km/h y en el hipotético caso de que fuera la bici la causante de un accidente, los resultados del mismo no son comparables a los causados por un automóvil.
¿Matrícula para bicis?
¿Realmente hay una razón argumentada para exigir matrícula a un medio de transporte que, como norma, difícilmente supera los 20 Km/h ? ¿Hay un peligro real de «fuga» de una bici implicada en un accidente?
¿Es la bici en este sentido comparable a un automóvil que en manos inadecuadas puede ser un «arma» letal ?
¿Sanciones a las bicis?
Por supuesto que hay ciclistas que no cumplen las normas. Pero los resultados de ese incumplimiento no son comparables, ni por asomo, con los que ocasionan los automóviles. A los usuarios de la bicicleta que no acatan las normas, se les ha de sancionar pero teniendo en cuenta que la repercusión nunca es comparable al coche y que la sanción ha de ir en consonancia con el daño causado. Si un ciclista se salta un semáforo, quien a buen seguro tendrá las peores consecuencias, será el propio ciclista.
La bicicleta se ha de regir, como usuaria de la vía, por un Código de Circulación. Pero con discriminación positiva pues son más los beneficios que genera a la sociedad que los perjuicios que ocasiona y, como tal, ha de ser apoyada e impulsada.
No estamos inventando nada, sólo hay que analizar qué hacen los países de nuestro entorno y ver qué imposiciones tiene en ellos la bicicleta.
El uso del casco en nuestro entorno
Actuemos sobre el vertebrador del problema.
- Modificación del Reglamento de Circulación en los temas que generan la mayoría de los accidentes.
- Modificación del Código Penal en temas de accidentes con resultados de heridos graves.
- Modificación de los baremos de siniestralidad de las aseguradoras.
- Apoyemos los medios de transporte más benignos socialmente y que generan una mejor calidad de vida a todos.
- En España en Enero del 2016 habían aproximadamente 2 millones de vehículos circulando sin seguro (Fuente: UNSEPA y DGT)
El coche es necesario pero nunca ha de estar por encima de las personas y la vida.
Si hablamos de accidentes y movilidad es porque el automóvil se ha convertido en un problema y no en una solución.
La Gran Vía de Madrid
©Código de registro: 1701050306102
5 Dic, 2016 |
Quizás los habitantes de Las Palmas de Gran Canaria (Islas Canarias) recuerden que a finales de los ochenta se construyó un carril bici segregado en una avenida de la ciudad. Seguramente esta decisión estuvo motivada por el deseo de modernizar la ciudad pero la realidad es que reflejaba un grave desconocimiento de lo que significa la movilidad y más específicamente, la ciclista.
Este carril era de esos que “empiezan en ninguna parte y terminan en ningún lugar”, o en otras palabras, que no servía para nada. No unía puntos de interés, no daba paso a otros lugares por donde seguir con tu bici y tampoco se podía llegar a él fácilmente. Pero, a pesar de todos esos sinsentidos, se pretendía que al día siguiente de la inauguración se llenase de bicicletas.
Lógicamente no fue así y con el tiempo el carril desapareció y los coches volvieron a ocupar aquella isla en mitad del océano de contaminación.
¿Qué se consiguió con aquella infraestructura?
Nada positivo para la bicicleta en particular y mucho menos para la movilidad en general. Este tipo de obras hechas sin pensar sólo acarrean:
- Rechazo del usuario potencial.
- Indisposición de la ciudadanía a acometer otro gasto de similar fin.
- Mala prensa hacia el ciclista por parte del resto de ciudadanos que desconocen lo que implica una obra mal hecha : “Les han hecho un carril bici y no lo usan”.
Aquella infraestructura generó un gran daño a la imagen de la movilidad lógica. Al final consiguió todo lo contrario de lo que se pretendía. De hecho, aún hoy hay voces discordantes sobre la creación de una red ciclista, recordando lo desastroso de aquella obra.
Montequinto (Sevilla)
En la actualidad la ciudad de Las Palmas de G. C. está inmersa en un cambio de prioridad en la movilidad, dándole el protagonismo a quienes nunca debieron perderlo: el ciudadano en primer lugar y esos otros modelos de transporte que generan beneficios a todos y no sólo a unos pocos.
No siempre es fácil obtener el apoyo social cuando se acometen estos cambios, quienes trabajamos en estos temas lo sabemos, pero sabiendo que el resultado es crear una ciudad para las personas y para el futuro y existiendo una clara voluntad política de conseguirlo, será posible.
Una vez decididos a trabajar por el cambio en la movilidad, el debate es si se precisa la creación de nuevas infraestructuras, llamadas carriles bici, si no son tan necesarios, o si lo son sólo en determinadas ocasiones.
John Forester (ingeniero industrial especialista en temas de movilidad ciclista) decía:
Claro ejemplo de la educación errónea, egoísmo, insolidaridad a la puerta del colegio
“Todavía hay ciclistas que creen que las ciclovías están pensadas para que el ciclismo sea seguro. Nada podría estar más lejos de la verdad. Las ciclovías fueron creadas por el sistema de carreteras para tener a los ciclistas fuera de los caminos para la conveniencia de los motoristas. Los hechos de la historia no permiten otra interpretación”.
Los automóviles son máquinas de devorar espacio: espacio para aparcar, para circular, para ser deportados cuando no son útiles, para almacenarlos antes de venderlos, para reparar, para repostar sus combustibles, etc. Y cada vez devoran más, pues cuanto más espacio les damos, más espacio requieren.
El automóvil es también devorador de velocidad, demanda ir cada vez más rápido. Velocidad egoísta e insolidaria: mi velocidad es más importante que la tuya, mi tiempo es más importante que el tuyo. El coche ha contribuido a crear una sociedad egoísta, una sociedad de la imagen y el dinero. Y nosotros, simples consumidores, hemos caído en ello.
El automóvil ha ido apoderándose de nuestras vidas hasta niveles insospechables, cual droga que nos controla, que creemos poder dominar y abandonar a nuestro antojo.
Amsterdam (estación de tren)
Cuántas veces hemos oído decir eso de: “No puedo ir porque no tengo coche”, como si no existiese otra forma de moverse, de desplazarse. Nos hemos vuelto práctica y totalmente dependientes del coche. Cuando te subes en tu coche, lo primero que piensas: «¿Dónde voy a aparcar?».
Cambiar esos pilares, esos cimientos, se hace complejo y difícil. La presión social, la imagen, la publicidad, el sistema así nos lo hace creer. Pero cada vez es más evidente que hay que mostrar la señal de STOP, que no podemos continuar por la senda que marca el automóvil pues cada día se va haciendo más complejo detener su progresión y peores son las consecuencias de no hacerlo.
La bicicleta, junto a otras herramientas, es una forma de hacer frente a la dictadura actual del automóvil y conseguir que la movilidad ciudadana sea real e igualitaria para todos.
Los autobuses, el tranvía, el metro, el taxi, desplazarse a pie, han de ser protagonistas de esta nueva obra de teatro que ha de comenzar a escribirse de forma coherente y lógica.
Carril bici si, carril bici no.
Centrándonos particularmente en el uso de la bicicleta, vamos a analizar qué implica el uso del carril bici.
El automóvil ve al resto de usuarios de la vía como algo ajeno a la misma. Para el conductor, una bicicleta, un peatón, un camión, un autobús o cualquier otro medio de transporte diferente al suyo, es algo que molesta y le genera inseguridad. Si a eso le sumamos el alto grado de corporativismo entre los conductores haciendo causa común para quejarse del resto de usuarios, no es extraño escuchar frases como estas:
- “Hay que ver los taxistas como conducen”
- “Los camiones hacen lo que les da la gana”
- “Las bicicletas son un peligro”.
Frases que hemos oído muchas veces, pero recordemos que “una mentira repetida, no pasa a ser verdad”.
El peligro es cuando los propios usuarios de esos otros modos de transporte caemos en la trampa de asumir el estereotipo que pretenden hacernos ver: “Somos un peligro, mejor dejarle la carretera al automóvil.” “Por el carril bici vamos más seguros”.
Este percibir el peligro justo en el lado opuesto se hace evidente al contemplar las señales de peligro del código de circulación. Siempre advierten del “peligro” al automóvil:
- Peligro niños
- Peligro paso de peatones
- Peligro ciclistas
- Peligro ganado, etc.
Viéndolo así, son el resto de usuarios de la vía los peligrosos, no el coche.
Mínimo espacio para no perjudicar al automóvil Error y peligro
El conductor de automóvil ( a no ser que monte en bici él mismo) ve al ciclista como un extraño en su territorio, como alguien que le resta libertad y derechos, como un generador de peligro. Por esa razón, cualquier acción errónea del ciclista, es magnificada por el conductor. Que un ciclista no respete un semáforo, no pare en un “stop” o no cumpla cualquier otra obligación en la circulación, será siempre extendida al colectivo de ciclistas, como si todos nos comportásemos de igual modo y como si no fuéramos también usuarios de la vía de pleno derecho. Usuarios que cometerán fallos y errores, conscientes o no, pero cuyas consecuencias no son las mismas dada la particularidad del vehículo que manejan.
La realidad es que por una mala maniobra de un ciclista habrá cien de un automóvil, pero en este último caso, aparece el corporativismo: “hoy tú, mañana yo”. El ciclista, casi siempre es conductor, pero el conductor, en pocas ocasiones es ciclista.
En este marco de cohabitación poco solidaria algunos perciben la aparición de la bicicleta en la ciudad como un generador de “peligro” para el automóvil. Un elemento que le roba el poder disfrutar de su merecida velocidad, que le roba “su” espacio para aparcar y/o circular. Si, además, en algunos casos, se le prohíbe al coche la circulación pero no a la bicicleta, el automovilista comenzará a ver a la bicicleta o al ciclista, como un enemigo, un claro competidor en su derecho a ir rápido.En su percepción el carril bus, más anchura de aceras, lomos de asno, etc., son elementos que le coartan su libertad. Esa libertad que nunca vio privilegiada cuando él era el beneficiado.
Ahora pretendemos colocar a todos los medios de transporte al mismo nivel y que sea el usuario el que pueda elegir la forma de desplazarse, pero en igualdad de condiciones.
¿Construimos entonces o no un carril bici?
Sobran comentario
Vamos a reflexionar:
- Si lo construimos, se da la imagen de que la bicicleta no pertenece a la circulación, que es un objeto extraño y peligroso que hay que aislar, que hemos hay que segregar, como hacemos con los peatones ( recordemos las señales de peligro advirtiendo al conductor de automóvil de la presencia de niños, peatones o bicis).
- Construirlo significa que no molestamos a los automóviles para que puedan seguir circulando por la ciudad sin impedimento alguno y generando un peligro continuo.
- Construyéndolo no contribuiremos con un arma esencial a la pacificación del tráfico.
- Hacer a las bicis ir por un carril bici no ejemplifica de forma evidente que para muchos desplazamientos es más efectiva la bicicleta que el coche.
- Construir un carril bici en muchos casos supone una merma de espacio ( ya de por sí reducido) al ciudadano, de sus aceras, en vez de quitárselo al automóvil
- Si por el contrario optamos por no necesitar un carril bici podemos usar ese espacio para los ciudadanos, los autobuses, a comercios o industrias. Todos ganamos en espacio por no hablar del ahorro de dinero de las arcas que pagamos entre todos.
De este modo las opciones posibles ante la opción del carril bici son:
- Eliminar espacio al automóvil.
- Quitarle espacio al ciudadano.
- Mezclar al automovilista y al ciclista.
O para que se entienda:
- Carril bici segregado de los vehículos motorizados.
- Carril bici (acera bici) sobre la acera por la que circulan los peatones.
- Ciclistas usando las vías que usan los automovilistas, un vehículo más.
Cualquiera de las tres opciones generará controversias y polémica, el consabido: “ hagas lo que hagas, siempre se te criticará”. Pero está claro que la balanza de la movilidad no está equilibrada y que, por tanto, si hemos de perjudicar a alguno de los protagonistas, este ha de ser a todas luces el automóvil. Es el mayor devorador de espacio como lo demuestra la vieja solución a la saturación del tráfico:
-Nuevo carril para luchar contra la saturación que atrae más tráfico y por consiguiente más saturación .
Resumiendo:
-El carril bici no sería necesario si la velocidad de los coches no fuese superior a 30 km/h y las ciudades estuviesen adaptadas a una circulación correcta.
-Tenemos que utilizar las herramientas necesarias para evitarlo, diseñando y remodelando las ciudades, construyendo calles amigables, donde el ciudadano disponga de un espacio más que suficiente con aceras anchas y cómodas que invitan a caminar.
¿Es esto movilidad?
-Los autobuses públicos han de tener prioridad de paso siempre, recordemos que trasladan a un mayor número de personas que un automóvil privado.
– Todos saldremos beneficiados en aspectos vitales no sólo para nuestra economía sino para nuestra salud, como la reducción de la contaminación.
-Las políticas pro movilidad ciclista traerán consigo un aumento del uso de bicicletas y por tanto, a más bicicletas circulando, más seguridad para todos.
Lo que da seguridad al ciclista no es el casco o la prenda reflectante o las luces, lo que da seguridad, es la cantidad de usuarios.
En algunos casos puede ser necesaria la implantación de un carril bici, como en vías de alta velocidad, circunvalaciones, avenidas de muchos carriles, etc., pero siempre recordando que no podemos usurpar espacio al ciudadano/peatón, sino que ha de ser el automóvil quien ha de ceder ese espacio que en el transcurso de los años le hemos ido entregando sin condiciones y sin conciencia.